El speed metal nació entre finales de los 70 y a principios de los 80, y se caracterizó por bandas de heavy metal que aceleraban su sonido usando tiempos más rápidos que en el heavy metal tradicional, logrando un sonido limpio y preciso, a la vez que más pesado. Este sonido fue explícitamente impulsado por la NWOBHM y por diferentes bandas de finales de los 70s, como Motorhead. Es, probablemente, el subgénero más similar al Heavy metal clásico.
Aunque no existen bandas exclusivamente de speed metal (debido a que el género no tuvo una escena musical propia), hay bandas que pueden ser clasificadas dentro del género en cuanto a su sonido, como Anvil, Judas Priest, Motörhead, Accept, Exciter, Running Wild, Venom, o incluso estrellas de los posteriores thrash y power metal, como Slayer, Megadeth, Helloween o X Japan.
Algunos de los álbumes que se pueden catalogar como speed metal son Restless and Wild de Accept, Painkiller de Judas Priest (considerado como la quintaesencia del género), Walls of Jericho de Helloween, o Rust in Peace de Megadeth.
El speed metal, si bien no es considerado como un género en sí por algunos críticos, es considerado por muchos como una pieza fundamental en la evolución del heavy metal tanto en los años 80 como en los 90, dando origen al thrash metal y al power metal posteriormente desarrollados.
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